DE ALAI AMLATINA
Wooldy Edson Louidor
ALAI AMLATINA, 04/03/2013.- El tráfico
ilegal de migrantes es transversal a casi todos los países del continente
americano, de manera directa o indirecta. Es un problema hemisférico y global.
Guiados por traficantes y otros delincuentes, cada vez más
flujos de seres humanos originarios de nuestro continente e incluso de África,
Asia (China, Afganistán), atraviesan el hemisferio, de norte a sur, en
condiciones de extrema vulnerabilidad.
Las redes, rutas y memorias del tráfico
En torno al fenómeno del tráfico, llamado delito de estafa
migratoria en algunos países (por ejemplo en Ecuador), se han ido tejiendo
redes, rutas e incluso “memorias”.
Los delincuentes buscan permanentemente nuevas trayectorias
por tierra, mar y aire, para llevar a sus víctimas a los Estados Unidos de
América o a Brasil.
Fortalecen sus redes, ampliando sus “contactos”,
organizándose mejor y de manera cada vez más amplia.
Dicho tráfico se maneja como una auténtica industria,
ensamblando, conectando, cobrando dinero, negociando, promoviendo en los países
de origen y tránsito.
Por otro lado, los migrantes se organizan también cada vez
mejor, buscando informaciones y usando estrategias para culminar con éxito sus
viajes.
Incluso se habla de un “documento” que da instrucciones
precisas a los migrantes, supuestamente a los cubanos que se dirigen hacia los
Estados Unidos pasando por Ecuador, Colombia, Panamá, Centroamérica y México,
según el diario colombiano El Tiempo (Cubanos y chinos, los más traficados por
los 'coyotes' colombianos, Bogotá, 9 de febrero de 2013.http://www.eltiempo.com/justicia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12587447.html ).
Las instrucciones informan de los itinerarios, los
obstáculos más comunes, los precios de los servicios que se les exigirá e
incluso estrategias para negociar con las autoridades fronterizas o migratorias
de los países adonde llegan, de acuerdo a la misma fuente.
Falta mucho por hacer en el combate al tráfico
Organismos regionales como la Organización de los
Estados Americanos (OEA), Estados y gobiernos, universidades, organizaciones de
la sociedad civil, vienen sonando la alarma sobre la intensificación de las
actividades ilegales de grupos de traficantes de migrantes en el hemisferio.
El caso de los migrantes que transitan por México para
ingresar a los Estados Unidos de América es paradigmático de las peores
atrocidades que sufren muchas mujeres, hombres y niños a manos de
narcotraficantes, otros grupos criminales e incluso de las autoridades (ver artículo
del SJR-LAC, México-EEUU: La dramática experiencia de migrantes mexicanos y
centroamericanos, revelan los Jesuitas, 14 de febrero de 2013. http://sjrlac.org/campaign_detail?TN=PROJECT-20130215013423&L=3 ).
Ese caso habla del carácter complejo y trágico del fenómeno,
así como de la necesidad de abordar con seriedad el problema.
Caso haitiano: ejemplo de avances y retrocesos en dicho
combate
Otro caso es el tráfico de los migrantes haitianos hacia
Suramérica que representa un ejemplo elocuente de los avances y retrocesos de
la lucha contra el tráfico en la subregión.
A inicios de este año 2013 el Estado chileno condenó a un
ciudadano dominicano a cinco años de cárcel y a dos haitianos por el delito de
tráfico de 18 haitianos (a tres años y 541 días de prisión respectivamente) que
los tres delincuentes habían traído al país sudamericano entre marzo y junio
del año pasado, a cambio de dinero.
Estos castigos sirven como señales claras que se envían a
los delincuentes y sus organizaciones transnacionales con el objetivo de
disuadirlos (más información sobre redes de tráfico de haitianos en Chile: http://ciperchile.cl/2012/10/05/las-redes-que-el-poli-extendio-en-chile-para-traficar-inmigrantes-haitianos/ ).
En cambio, el Estado de Ecuador enfrenta grandes
dificultades para culminar los procesos judiciales contra los supuestos
traficantes de migrantes haitianos y así desestructurar sus redes.
Otros países siguen mostrando indiferencia ante el problema.
También el caso haitiano nos muestra que el tráfico de
personas en el hemisferio es cada vez mejor organizado, y los delincuentes
disponen de recursos para defender sus casos ante los tribunales.
Se ha podido comprobar la existencia de organizaciones que
estructuran la industria del tráfico desde Haití y a través de redes en varios
países de la región. Mueven mucho dinero.
Sus métodos de reclutamiento están muy bien armados:
incluso, firman contratos escritos con sus víctimas.
Vale subrayar que los migrantes que caen víctimas y llegan
engañados a Suramérica se encuentran muchas veces solos, sin ninguna red de
apoyos, después de que los delincuentes los hayan abandonado. No siempre los
Estados de llegada brindan toda la asistencia y protección necesaria a las víctimas
en los países de acogida.
Necesidad de una visión continental
El tráfico de los migrantes haitianos sigue poniendo a la
luz la necesidad para los Estados y gobiernos del continente de adoptar una
visión hemisférica de esta problemática, en vez de penalizar a las víctimas
retornándolos a su país de origen (Ecuador, Chile, República Dominicana,
Estados Unidos) o cerrándoles las fronteras (Brasil, Perú, Bolivia, Islas del
Caribe).
Una comprensión continental nos obliga a mirar los países de
origen, tránsito y llegada, e incluso a mirar otros continentes de donde proceden
algunos migrantes. Y a buscar mecanismos de cooperación conjunta para luchar
contra esos hechos de criminalidad organizada transnacional.
- Wooldy Edson Louidor es Coordinador Regional Incidencia y
Comunicación para Haití - Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica y el
Caribe (SJR LAC)
URL de este artículo: http://www.alainet.org/active/62072
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