martes, 6 de diciembre de 2011
El voto útil va por la izquierda, votar en blanco sólo beneficiará al PRI: Taibo II
morena, el único que puede incorporar un programa para finalizar la guerra, dice
RAÚL TORRES
La noche del domingo 27, mientras Javier Sicilia daba una entrevista y explicaba su postura sobre el voto blanco en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Paco Ignacio Taibo II se acercó a él para saludarlo. “Sé que me vas a regañar”, dijo Sicilia aludiendo al tema que abordaba en ese momento. “Si quieres formar un frente amplio no puedes llamar al voto blanco, no lo puedes poner por delante y lo sabes”, respondió Taibo. Sicilia se levantó de su silla, abrazó a Taibo y lo besó, muy a su estilo: “creo que tienes razón, pero tenemos que abrir ese debate”, respondió el poeta.
Para Taibo II es “fundamental reconstruir el discurso del voto útil porque hoy, para esta nación el voto útil va por la izquierda”. En ese sentido, el escritor e historiador considera que en este momento el voto en blanco o el no votar se convierten en votos para el PRI “porque mientras la izquierda debe ir arañando cada voto, el voto del PRI está construido sobre tres patitas: el voto corporativo de los aparatos sindicales, el voto del control de la burocracia en los lugares donde tiene gobernadores, y el voto comprado”.
–¿Entonces es inútil votar en blanco?
–El llamado al voto en blanco a estos sectores ni los toca ni los afecta, ni un solo voto en blanco va a salir de ahí. El voto blanco sale de gente que tiene pensamiento crítico, de gente que está en contra del sistema. Entonces, hacer el llamado a restarle votos a la izquierda me parece una actitud poco responsable. Puedes decir –y me parece legítimo– que Andrés Manuel López Obrador no te gusta, que no escucha, que está concentrado en el tema electoral y abandona los temas sociales… puedes decir lo que te dé la gana, pero al mismo tiempo también puedes terminar diciendo que no va a ser con tu voto con el cual va a perder. Es como si dijeras que prefieres el gobierno más reaccionario posible para lograr la reacción ciudadana. Y no nos lo merecemos, porque sabemos que el gobierno más reaccionario posible significa matanzas de campesinos, delirios como la guerra contra el narco, corrupción desmesurada, desnacionalizaciones que para revertirlas va a estar de la chingada. Puedes mantener la idea del voto crítico y decir que si la izquierda no asume tus propuestas no vas con ella, pero entonces hay que hacerle conocer esas propuestas a la izquierda, decirles que condicionas tu voto a ciertas cosas, a la recuperación de los desaparecidos, a la amnistía de los presos políticos, a que se detengan las propuestas de desastre ecológico de presas que inundarán comunidades, de concesiones a empresas mineras canadienses que llenarán de arsénico mantos freáticos de comunidades campesinas. Pero lo que no se puede decir es que el voto en blanco es la salida porque lo único que hace es darle al PRI un margen de ventaja para que gane.
–¿Puede AMLO recuperar la confianza de los electores?
–Creo que está recuperando voto rápidamente, pero tiene que recuperar voto por la izquierda, no sólo por la derecha, lo cual es problemático porque te obliga a un discurso doble; pero lo que sí parece inevitable es que hay que jugársela. Sin considerar la lucha electoral el súmmum de lo súmmum –que para mí no lo es, para mí la lucha social es la que crea y construye en el largo plazo–, sí me parece que no se puede abandonar. Ni madre, no es ni intrascendente ni es menor.
–Habrá quienes llamen a no votar, como lo hicieron incluso en 2006 los zapatistas. ¿Qué opina al respecto?
–Donde quiera que me los encuentre voy a entrarle al debate. Y entré al debate con los zapatistas en su momento y lo volveré a hacer, y si se niegan a debatir los voy a acusar de que no quieren escuchar y no quieren hablar. Este debate hay que abrirlo y somos muchos los que pensamos que hay que discutirlo. Hay quienes dicen que debería haber candidaturas ciudadanas, pues que las impulsen, que le impongan al PRD candidaturas ciudadanas; eso es viable hoy en un montón de lados.
–¿En qué posición está AMLO tomando en cuenta los resultados en el Estado de México y Michoacán?
–Creo que tiene que dar una batalla en un nivel de profundidad diferente. En estos años Andrés Manuel ha consolidado una base social invisible pero enorme, no es broma lo de los cuatro millones de afiliados a Morena. Pero ahora tiene que lanzar un doble discurso que vaya hacia las clases medias ilustradas y semiprogresistas de este país para decirles que pierdan el miedo, que lo viejo conocido apesta y que hay que ir por el cambio. Ese es un discurso. Pero también tiene que neutralizar a un voto de centro que hoy está profundamente descontento porque el país se ha caído a pedazos y tiene que recordarle a este voto que el PRI es el pasado y que sabemos cómo es el pasado; y por otro lado tiene la terrible tarea de subir la cuesta de Sísifo diciéndole a la izquierda pura que hay que poner en orden nuestros puntos de acuerdo. Es evidente que un paso a corto plazo es tener un programa contra la guerra firmado por el Movimiento por la Paz, por No más Sangre y por Morena, un programa que diga: así se acaba con la guerra.
–¿Lo que pasó en Michoacán merma o fortalece a AMLO?
–Todas estas derrotas están poniendo en crisis al ala derecha del PRD, porque están demostrando algo que muchos sabíamos y nadie se atrevía a decir en voz alta: que si gobiernas de manera tradicional, no trabajando con tus bases sociales sino abandonándolas, haciendo una relación blanda con los poderes fácticos de la región, de bajo impacto, te van a devolver el mensaje volteado: para gobernar como la derecha, la derecha lo hace mejor que tú.
–Javier Sicilia dice que es el tiempo de las autonomías, y a mucha gente no le interesa lo electoral porque está construyendo sus autonomías…
–Me parece maravilloso. Pero la condición natural para preservar el trabajo de base es impedir la represión a ultranza. Hay que pararla. Piensa lo que puede ser el regreso del PRI con Elba Esther tomada de la mano. Está bien que no te guste el ala derecha del PRD –a mí me gusta menos porque la conozco–, pero hay que construir un frente que vaya desde la extrema izquierda hasta los ciudadanos que simplemente dice: no quiero más guerra ni corrupción.
–¿Cómo se reconstruye el discurso del voto útil?
–Hay cosas que sé y otras que no. Mejor pregúntame de cosas que sé.
–¿Cómo trabaja usted en ese sentido?
–Estamos haciendo desde hace mucho tiempo un trabajo horizontal en el Valle de México a través de la Brigada para leer en libertad. Regalando libros, haciendo ferias de libros, generando debates, organizando conferencias, etcétera; y estamos en contacto con toda la gama, desde pequeños grupos de afiliación cercana a organizaciones guerrilleras activas o pasivas, zapatistas, anarcopunks, hasta el ala izquierda del PRD, cuates del PT, grupos de chavos que tienen un cineclub en una colonia obrera, grupos de pobladores y desde luego centenares de bases del Morena que hay por todos lados. Con este trabajo llevamos siempre el mismo mensaje: nosotros trabajamos con el que lucha, trabajamos con el movimiento –definición de movimiento: el que se mueve–, y las discrepancias vienen después, pero ahora hay que llegar a un punto de acuerdo. Hay que saber qué queremos, por qué estamos de acuerdo; y hemos demostrado que es absolutamente viable, llevamos 18 meses haciéndolo, sumando, sumando y sumando. Ahora hay que llevar en la dirección del Morena este discurso.
–¿La competencia electoral en 2012 será entre la izquierda y el PRI?
–Sospecho que será así porque el PAN no puede resistir la guerra contra el narco del delirio calderonista; es su perro, es su monstruo, es su máscara del Santo. El PAN necesitaría para sostenerse hacer un deslinde de Calderón, y va a ser muy chistoso ver cómo los candidatos panistas tienen que matar a su papá para sobrevivir.
–¿Qué es lo urgente?
–Construir a toda velocidad una serie de puntos de acuerdo de los movimientos hoy disidentes, incorporar en el programa de la izquierda las razones de estas disidencias, construir un programa único por la paz, incorporar las disidencias sindicales, magisteriales y electricistas al programa de Morena como prioritarias, conseguir una candidatura más a la izquierda en el DF para acabar de destruir a los chuchos… yo estoy esperando con curiosidad la lista de los candidatos a diputado por Morena; si Andrés logra que esas listas, contrapuestas a las de los burócratas perredistas, sean listas de ciudadanos de izquierda con prestigio, está construyendo una candidatura. Espero que esas listas sean un espejo de la riquísima gama de la izquierda social y la izquierda intelectual, espero que no sean las cuotas del aparato perredista, que sería la decepción, otra vez.
–Muchos tendrían que ceder muchas cosas…
–Sí, pero hay cosas en las que no puedes dar marcha atrás y ahí hay un tema fundamental que yo quiero hablar con Andrés. Él tiene que tener lista una ley de amnistía para los 400 presos políticos que hoy hay, de los cuales la mitad son indígenas monolingües que fueron juzgados en castellano y todavía no saben por qué los juzgaron; la otra mitad son defensores sociales. Hay que sacar de la cárcel a esos cuates, que forman parte del proyecto de la criminalización de la protesta social que armó Calderón. Hay que tener una ley de amnistía, esa la ejercen los presidentes y hay que tenerla en la mano. Ese es un mensaje para la izquierda: vámonos para la izquierda en términos de estas justicias, no sólo en función de La Izquierda, porque la izquierda no puede ser una abstracción.
–¿En qué punto está la construcción de ese acuerdo entre Morena, No más Sangre y el Movimiento por la Paz?
–Estamos tratando de organizar para el día 11 un remate de libros muy grande en la Alameda del sur, en el Fondo Popular de Coyoacán y queremos organizar ese día una conferencia a la que vaya alguien de Morena y alguien de No más Sangre y establecer el lema Todos juntos contra la guerra para establecer el primer puente. Hay que bajarle a las discrepancias y a las diferencias, dejar de descalificar, controlar a este (y apunta hacia Sicilia, que está en la mesa contigua) cuando habla del voto blanco. Los que están en un lado y otro no están en contacto, no se hablan, están en un grado no de autonomía –eso sería a toda madre– sino de aislamiento.
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