La transformación del crudo
Por los mexicanos salvaría la nación
Si observamos los graves problemas que tiene el país, es
difícil pensar que pueda haber salidas. Sin embargo, si nos detenemos a
reflexionar su riqueza, es posible construir soluciones y posibilidades de un
futuro digno para la nación.
Actualmente, Petróleos Mexicanos (PEMEX) aporta entre un 33%
y un 40% de los ingresos del gobierno federal, y el 63% de los impuestos del país.
PEMEX ha entregado el 90% o incluso, en algún momento, más del 100% de sus
ganancias durante los últimos 16 años.
De 2006 a 2012, PEMEX aportó alrededor de 50 mil millones de
dólares; recursos que en lo fundamental se han usado para solventar gastos improductivos,
además de los “errores” administrativos y las corruptelas.
Desde inicios de los años ochenta, se implementó un plan
para llevar a PEMEX a punto de venta (J. Saxe-Fernández, C. Fazio ). Contraviniendo
lo dispuesto por los artículos 27 y 28 de la Constitución, las áreas más
rentables fueron entregadas a grandes empresas extranjeras y nacionales. La
petroquímica, la producción de plásticos, la refinación de gasolinas, incluidas
áreas de exploración, producción y distribución, pasaron a manos privadas. De
forma deliberada, se desmanteló la industria petrolera nacional; el Instituto
Mexicano del Petróleo (IMP), uno de los centros de investigación e innovación
más importantes del mundo, fue minimizado.
PEMEX se convirtió en un simple extractor de crudo, para
satisfacer las necesidades e intereses energéticos de Estados Unidos y de
empresas como Chevron, Halliburton, Exxon Mobil y aun españolas como Repsol.
La antinacional explotación del crudo llevó al agotamiento
prematuro de las reservas y al desperdicio de millones de millones de pies
cúbicos de gas, que debieron quemarse para mantener el nivel de producción de hidrocarburos.
Hoy, según diversos cálculos, las reservas actuales pueden agotarse en unos 10
o 15 años, si se mantiene la política de despojo o se radicaliza, como se
pretende con el nuevo proyecto privatizador.
A pesar de la destrucción deliberada, del endeudamiento que
hipoteca el futuro de la nación y de PEMEX, la empresa pasó del lugar 64 en
2010, al 34 en 2012, entre las principales empresas del mundo con más altos niveles
de desempeño ( ).
Las ganancias de PEMEX son suficientes para pagar sus
impuestos normales, alrededor del 30% de sus utilidades, y financiar la recuperación
y desarrollo de la petroquímica, la producción de plásticos, la refinación, la
distribución y la exploración y producción de crudo y gas.
Pero, además, alcanzarían para financiar la
reindustrialización y la soberanía económica de México. El faltante de los
ingresos federales saldría del pago de los impuestos de los grandes evasores,
que al año dejan de pagar al fisco entre 300 y 500 mil millones de pesos.
Incluso habría un extra con los efectos multiplicadores de la inversión
productiva, si las empresas de la industria automotriz pagaran el agua y los
servicios públicos, por poner un ejemplo. Otro tanto sucedería si se recuperan
las áreas estratégicas como la minería, las telecomunicaciones, el agua, etcétera.
Fuente: Elaborado
por el Área de Investigación Económica y Social de la
Universidad
Obrera de México.
Con
información de Carlos Fazio, Antonio Gershenson, José Luis
Manzo, John Saxe-Fernández, la Jornada, PEMEX,
BP Statistical Review of World Energy 2013, CIA World Factbook.
Agosto de
2013 www.uom.mx | contacto@uom.mx
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