miércoles, 7 de septiembre de 2011

PRONUNCIAMIENTO POLITICO DE LA FRONTERA - SIERRA MADRE DE CHIAPAS PLENARIA REGIONAL OPEZ MLN 4 Y 5 SEPTIEMBRE


CONSIDERANDO

Dentro de un año el pueblo de México y consecuentemente el chiapaneco tendrán una nueva oportunidad para avanzar en su proyecto histórico o sufrirá un retroceso profundo. Ha llegado el momento de levantar nuevamente nuestro reclamo de justicia económica y social, de democracia auténtica y convivencia plural y pacífica.

En el año 2000 la sociedad nacional y estatal logró por fin que un partido distinto al PRI llegara al poder presidencial, comenzando un periodo de nuevas definiciones en el ejercicio del poder bajo la promesa de un cambio de calidad en la democracia. (Equilibrio entre poderes, transparencia, respeto de derechos humanos).

A once años de la alternancia en el gobierno ninguno de los antiguos agravios contra el pueblo se ha resuelto, por lo contrario, nuevas formas de explotación y opresión han surgido bajo la etapa actual del neoliberalismo, una etapa que se ha caracterizado por la crisis económica, social y ecológica, así como por la polarización entre la concentración de la riqueza y la ampliación de la pobreza, que en nuestro estado sigue teniendo los más altos índices.

Hoy la oligarquía dominante a nivel nacional y sus aliados a nivel estatal se preparan para la restauración del priismo o la continuidad del panismo tratando de atajar la necesidad urgente de una reconstrucción nacional y un régimen democrático que encabece la lucha contra el neoliberalismo.

Sabemos que nuestra lucha es indeclinable y que los derechos hemos tenido que conquistarlos a partir de la movilización y la organización del pueblo. En este momento es preciso revisar la situación y ajustar nuestro paso a las condiciones existentes.

La lucha social por justicia y democracia inició su etapa actual en los años setentas cuando los campesinos, indígenas y maestros empezaron su movilización y su organización, ha tenido importantes momento durante los movimientos sociales de los años ochenta, el alzamiento zapatista y la lucha social de los noventa y en el cambio democrático alcanzado desde el año 2000.

En el 2000, una alianza de los movimientos y organizaciones sociales con diversos partidos políticos, encabezados por el PRD logró la alternancia en el gobierno del Estado poniendo a Pablo Salazar en la gubernatura, en ese sexenio a pesar de que no cesaron totalmente los choques contra diversos sectores se mantuvieron los cauces institucionales y los movimientos sociales pudimos tener un momento de “relativo descanso” en la larga lucha de confrontación contra el poder priista.

Para 2006, al mismo tiempo que el movimiento nacional encabezado por Andrés Manuel López encabezaba la lucha por todo el pueblo mexicano, una nueva alianza de partidos de izquierda junto con la mayoría del pueblo chiapaneco logró el triunfo de Juan Sabines Guerrero buscando la continuidad del cambio democrático, cambio que aun esperamos todos.

Está llegando el tiempo en que el pueblo de Chiapas evalúe lo avanzado o no en esta segunda administración vinculada al cambio que queremos, pero desde ya podemos decir que es poco lo logrado y que los principales problemas políticos, económicos y sociales demandan no perder el camino de la lucha del pueblo ni del rumbo de las instituciones.

No se trata de evaluar en sus propio términos las medidas y políticas públicas como la constitucionalización de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), la redistribución regional administrativa, la reconversión productiva del campo, las ciudades rurales o el Chiapas solidario, todas ellas pueden sonar positivas y ser recibidas con aceptación pero lo que si es necesario evaluar es el impacto que hayan tenido en el alcance de los derechos fundamentales del pueblo chiapaneco.

Chiapas es hoy un estado con bajos índices de desarrollo humano y marginación, un estado con desempleo, con bajos niveles educativos y de salud, con un mercado interno escaso, dependiente de los dineros federales y de los envíos de remesas de nuestros migrantes.

Si es el Desarrollo Humano aquel en el que el pueblo alcanza por sí mismo un mejoramiento sustentable del bienestar económico, social y político de todos los individuos y pueblos, entonces no se están cumpliendo las expectativas de lograrlo. El bienestar del pueblo chiapaneco tiene medidas objetivas como lo que diariamente comemos, el dinero con lo que compramos lo que necesitamos, la calidad de los servicios públicos que nos proporciona el Municipio, el Estado y la Federación, el tipo de vida social rural y urbana que diariamente tenemos, con lo que distraemos nuestros cuerpos y nuestras almas. Si lo que domina es la desigualdad y la exclusión por sobre cada uno de los chiapanecos, entonces no hay bienestar, no hay justicia social.

Más aún si el acceso a la justicia penal, a la seguridad pública, la intervención para la resolución pacífica de conflictos y la atención de las demandas ciudadanas se corrompe, se condiciona, se sustituye por demagogia, banalidad, criminalización de opositores e irresponsabilidad de los poderes públicos, ya no hay justicia. Durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero, han crecido las represiones selectivas y masivas y se ha retrocedido respecto al estado de derecho.

El caso de la persecución y retención injustificada en prisión del compañero Caralampio Gómez Hernández dirigente, fundador y militante de la izquierda chiapaneca es la mejor prueba de lo que decimos.

El gobierno de Juan Sabines Guerrero ha representado un momento de “dispersión y descomposición” respecto a la larga lucha anterior.

El análisis de algunos conflictos sociales recientes nos lleva a un panorama polarizado, a un ambiente político cargado de corrupción, controles demagógicos y castigo a la disidencia.

La Alianza entre el movimiento social y el PRD se ha deteriorado debido a la corrupción y pérdida de independencia del partido así como por la cooptación y control de líderes provocada por el gobierno al seno de las organizaciones.

Los actores políticos adheridos al proyecto neoliberal (PRI, PAN, PANAL, PVEM) se han visto fortalecidos con la condescendencia gubernamental.

Los actores políticos democráticos (PRD, PT, Convergencia) cada vez más débiles, dependen del manejo de los “equilibrios” dictados desde el gobierno.

Confundir el acuerdo político entre movimientos y gobierno con la subordinación y la dependencia, practicar métodos clientelares y corporativos como procedimientos de decisión interna a nombre de la democracia, la compra de votos de consejeros estatales, el cohecho y la corrupción deliberada de los liderazgos sociales y en casos extremos la criminalización, el hostigamiento o la cárcel, son sufridos, vividos o hasta tolerados por la cúpula política de control partidario, ha llevado a que el gobierno haga dependiente al partido y el partido quede distante de las luchas del pueblo.

En estas circunstancias se crea un ambiente de incertidumbre sobre la elección del próximo gobierno, que queda presionada por las tendencias nacionales bajo las condiciones estatales.

RETOS DEL MOVIMIENTO SOCIAL Y LA LARGA LUCHA DEL PUEBLO.

La legitimidad obtenida por el voto popular lleva aparejado un compromiso ético ineludible, el de una relación estrecha entre gobernantes y gobernados, por eso los movimientos y organizaciones sociales hemos estado exigiendo que se respeten los derechos democráticos, el de la expresión y organización, que es la base de nuestra participación ciudadana. Mientras esto no suceda la democracia es una mentira.

La larga lucha de nuestro pueblo, que es contra la explotación, la opresión y la exclusión también lo es por el acceso y ejercicio de nuestros derechos a la vida, al bienestar, a la vivienda digna, a la salud, a la educación, a la dignidad y la convivencia de todas las culturas y todas las personas.

Ante la incertidumbre política en Chiapas y en México de la posible restauración hacia el pasado o la continuidad de la violencia y el autoritarismo actuales solo queda luchar por el cambio, una lucha decidida, unitaria, capaz de defender nuestros derechos a partir de la defensa que solo puede hacer el auténtico pueblo, organizado, consciente y de lucha frente a quien gobierne, sea quien sea, aliado o enemigo.

Por eso nos pronunciamos:

Libertad al compañero Caralampio Gómez Hernández!

Libertad a todos los presos políticos del país!

Alto a la represión!

No a la criminalización de la lucha social!

No más Sangre en nuestra patria!

Por el respeto a nuestra madre tierra!

Por la defensa de los recursos naturales!

Por tarifas justas de la energía electica!

No al aumento de la gasolina!

Nos solidarizamos con las luchas del SME y del movimiento social independiente!

No a la intervención Yanqui en nuestra patria!

¡Sin Justicia y sin democracia no habrá Paz!

Frontera Comalapa, Chiapas, a 5 de Septiembre de 2011