viernes, 31 de diciembre de 2010

Posible ataque de grupo paramilitar en el ejido Las Perlas, municipio de Altamirano, Chiapas

ACCIÓN URGENTE:

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 30 de diciembre de 2010.

A los organismos defensores de los derechos humanos.

A los medios de comunicación.

A las organizaciones democráticas e independientes.

A la opinión pública.

De acuerdo con las últimas denuncias (19, 20 y 22 de diciembre) que hemos hecho recientemente sobre la situación de tensión que se viven en los poblados de Las Perlas, municipio de Altamirano y El Carrizal, municipio de Ocosingo donde habitan nuestros compañeros de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ- FNLS), advertimos sobre posibles ataques de las bandas paramilitares que operan en la región dirigidos por Humberto Castellanos, hacia nuestros compañeros.

Este 30 de diciembre el grupo dividido del ejido de Las Perlas, municipio de Altamirano, quienes constituyen parte del grupo paramilitar Yachil´Atel (Nuevo Trabajo), se reunieron en la entrada del ejido desde el medio día con la intención de entrar al poblado para provocar otro enfrentamiento y desalojar a nuestros compañeros. Existe la preocupación, tensión y zozobra entre nuestros compañeros ya que se ha corrido el rumor que intentaran realizar sus atropellos a las 11:00 pm.

Son varios los ataques perpetrados por este grupo paramilitar, que ha dejado recientemente 7 compañeros heridos, dos de ellos de gravedad.

Hacemos patente que estos hechos corresponden a la política contrainsurgente de militarización y paramilitarización que ha seguido el gobierno de Juan Sabines Guerrero en contra de las organizaciones independientes y contra toda disidencia.

Hacemos el llamado a los organismos defensores de los derechos humanos estar atentos ante este hecho que puede desembocar en un enfrentamiento provocado por los grupos paramilitares, para la ejecución de sus buenos oficios y tomar cartas en el asunto.

Responsabilizamos al gobierno estatal de los hechos violentos y lo que resulte de esta acción que demuestra claramente el corte paramilitar de actuar de estas personas financiadas y dirigidas desde las estructuras gubernamentales.

Por ello exigimos la desarticulación y la reubicación de las bandas paramilitares de la región.

¡ALTO A LA MILITARIZACIÓN Y PARAMILIATARZACIÓN DEL PAÍS!

¡ALTO A LA REPRESIÓN DE NUESTROS COMPAÑEROS DE LA ORGANIZACIÓN CAMPESINA EMILIANO ZAPATA-FNLS!

¡PRESENTACIÓN CONVIDA DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS POR EL RÉGIMEN!

¡LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAÍS!

¡POR LA UNIDAD OBRERO, CAMPESINO Y POPULAR!

FRENTE NACIONAL DE LUCHA POR EL SOCIALISMO

FNLS

El Narco y Calderón: ‘Los señores del narco’: libro de Anabel Hernández con Aristegui. Noroña deja mudo al PAN al leer fragmento del libro (videos)

México ya es un Narco Estado, Calderón debería renunciar, hay grandes nexos del gobierno con narcotráfico:



Carmen Aristegui entrevista a la autora del Libro “Los Señores del Narco”, Anabel Hernández:

Juan Camilo Mouriño pactó con el narco

Vicente Fox dejó salir de la Cárcel a el Chapo Guzmán

Zambada carga y descarga libremente droga en el Aeropuerto de la Ciudad de México

La empresa Aviones S. A. (empresa conectada al narco) da mantenimiento a la flota de aviones de Secretaría de la Defensa Nacional

Videos:



De secuestros y desapariciones forzadas

El desenlace del secuestro de Diego Fernández de Cevallos no podría ser más inesperado. En un país en el que se acumulan cientos de casos similares que resultan fatales para víctimas y familiares, la liberación de este controvertido personaje de la farándula política-empresarial-delincuencial provoca inescapables comparaciones. La diferencia radica en la naturaleza de los captores. Aquí se trató de misteriosos desaparecedores que para sorpresa resultaron ser a la postre miembros de un grupo político de oposición radical al gobierno y al sistema capitalista denominado hasta ahora “Red por la Transformación Global”. A esta diferencia debe Diego salir del cautiverio con vida, aunque él lo perciba como gracia divina.


En su extenso comunicado, Epílogo de una desaparición, precedido de un epígrafe de Bertolt Brecht que justifica la violencia que se opone a la de los poderosos, el grupo hace una descripción del México inmerso “en un clima de creciente violencia destructiva que las mafias del gobierno permiten y fomentan, porque sólo así pueden ocultar la sistemática represión, tratar de controlar el descontento social e impedir, por el momento, que se generalice la lucha popular”.


El texto refiere a la situación del país, las truculencias de la “guerra de Calderón” y la naturaleza de su gobierno: “La distancia entre el discurso de gobierno y las prácticas corruptas que lo caracterizan son una clara muestra de que los más altos funcionarios y las instituciones del Estado mexicano están coludidas con el crimen contra quien dicen estar luchando… El gobierno es mafioso porque protege los intereses de los grandes ricos, de los dueños de todo, de los que saquean nuestros recursos naturales y trafican con todo desde personas hasta armas, drogas e influencias. Es un gobierno que sirve a las mafias aliadas al capital trasnacional, también mafioso.”


El comunicado devela las razones –de amplio dominio público– de haber escogido a Fernández de Cevallos para su equívoca empresa: “un cacique panista inmensamente rico gracias a su triple carácter de funcionario del Estado, empresario y abogado de demandas en contra del erario… El Jefe Diego es otro nudo donde atraviesan múltiples historias turbias. Ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas. Con nada que ocultar la mafia ha sido enumerada en las cartas elaboradas y dirigidas por el propio Diego a sus ‘benefactores’, reclamándoles apoyo económico en correspondencia a su lealtad y a sus servicios… Se establecen diversas relaciones entre empresarios, políticos, la Iglesia, el narcotráfico, las redes de crimen organizado, el Ejército, los grupos paramilitares, las televisoras, etc. Estas relaciones están regidas por entendidos más allá de la legalidad, por dentro y fuera de toda apariencia de normatividad; son feudos de una maraña de poderes en pugna y con el control del país. Diego Fernández de Cevallos acumula una larga pero poca honrosa carrera de impunidad y enriquecimiento… A través de esta compleja y poderosa mafia, Diego Fernández de Cevallos fue pieza central para concretar el cambio de México a un Estado mínimo (sin responsabilidades sociales y de economía abierta, privatización y apertura comercial a capitales trasnacionales), además de diversos cambios de legislación que implicaron quiebres históricos… Diego Fernández de Cevallos parecía intocable hasta aquella noche en que su pasado oscuro lo alcanzó… En breve, Diego Fernández de Cevallos Ramos es un operador de la oligarquía neoliberal y de la ultraderecha fundamentalista, un traficante de influencias, un mercenario de los juzgados, un legislador a sueldo, un rentista de la crisis y un defensor de los grandes capos de la droga. Por ello su aprehensión fue una actividad pensada y realizada como un acto de desagravio.”


Explican también los miembros del presunto nuevo grupo que reivindica la lucha armada esa “reapropiación del uso constructivo de la violencia”, las razones por las que respetaron la integridad física del cautivo, “sin el desprecio que por la vida humana demuestra el poder con nosotros”, ya que “pese a tener innumerables imputaciones en su contra y de que miles de ciudadanos exigen su legítima ejecución, conscientes estamos de que la verdadera solución a la crisis que vive el país no está en liquidarlo, sino en la capacidad del pueblo para organizarse y retomar las riendas de su propio destino… Esta tarea es parte de un proyecto más grande e importante: participar en la construcción del poder popular para transformar este país trasnacionalizado en una verdadera patria digna, libre y nuestra”.


En el otro polo equidistante, es obligado comparar la suerte que corren quienes siendo militantes o simpatizantes de organizaciones revolucionarias y aun de oposición democrática, son capturados por agentes del Estado en lo que constituye el crimen de lesa humanidad de la desaparición forzada. Durante la llamada guerra sucia de las décadas de los 70 y 80, cientos de luchadores sociales fueron detenidos, llevados a mazmorras clandestinas, salvajemente torturados, asesinados y enterrados en fosas comunes no reconocidas o lanzados al mar. El caso de Rosendo Radilla, detenido en un retén militar y desaparecido en 1972, es ilustrativo de estos hechos históricos que vuelven a reditarse en la guerra de Calderón. Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, miembros del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), fueron detenidos desde mayo de 2007 por autoridades locales y entregados al Ejército, sin que sea posible hasta ahora determinar su paradero. Los contrastes con Diego, ahora trastocado en moderno Quijote, no podrían ser más notables.

Haití:

Entre el colera y el fraude electoral


Muchos se preguntan qué pasa en Haití, con tantas tragedias seguidas. La pregunta tiene sentido: tras el terremoto, vinieron los huracanes. Ahora, el cólera, que ya mató más de dos mil personas. La respuesta es dura: esto no tiene a ver con la naturaleza sino con la organización social del país. O, para ser más preciso, con la brutal explotación imperialista impuesta sobre Haití.

El país más pobre de las Américas es una especie de laboratorio para el gran capital. Allí se aplica una experiencia de explotación salvaje, en condiciones semejantes a las de la esclavitud, para las multinacionales productoras de textiles. Producir para el mercado de los EEUU (en un país veinte veces más próximo que China), con el tercer salario más bajo del planeta, sin que el estado o la burguesía aseguren ninguna de las condiciones de vida para el proletariado (alimentación, habitación, salud, educación) que fueron conquistadas en otros países en los siglos XIX y XX.

Por eso, la población haitiana no tiene ninguna protección contra terremotos, huracanes o enfermedades como el cólera, ya erradicadas en la mayor parte del mundo. No se trata de una serie de imprevisiones. Ni tampoco de una "maldición divina" para hacer pagar al pueblo haitiano los pecados de la creencia en el vudú, como dicen las sectas protestantes en el país.

Es una opción consciente del gran capital, que aproxima Haití a la barbarie. Si da resultado, será reproducida en otras partes del mundo. Va a presionar también a los trabajadores de toda la América hacia un nuevo nivel muy rebajado, no sólo de salarios, sino de condiciones de vida.

Las multinacionales envueltas (Levi’s, Gap, Wrangler y otras) producen en las zonas francas sin pagar impuestos. Al lado de las regiones industriales, existen grandes favelas (como Citè Soleil, la mayor de Haití) y, ahora, los campamentos de los desamparados del terremoto. Mano de obra abundante, desesperada por un empleo, es la condición básica para aceptar un salario equivalente a 70 dólares mensuales.

Las fábricas textiles tienen poca exigencia de capacitación tecnológica para su mano de obra, lo que hace innecesario invertir en educación pública y formación técnica. Las empresas no pagan un salario que corresponda al valor necesario para la reproducción normal de la mano de obra. Los haitianos pueden morir jóvenes, como los esclavos, porque son mano de obra barata y abundante, fácil de ser sustituida. No existen vacaciones, décimo tercer salario, jubilación, ni ninguna de las conquistas del proletariado de los siglos pasados. Los trabajadores viven al lado de las empresas, pudiendo ir a pie al trabajo. Los barrios no tienen red de cloacas o agua potable, menos aún energía eléctrica.

Todo eso es hecho con la cobertura ideológica de una "acción humanitaria" de "ayuda a los pobres haitianos". El gran dirigente es el ex presidente estadounidense Bill Clinton, quien lidera la Comisión Interina de Reconstrucción de Haití (CIRH), junto con el primer ministro de ese país. Clinton tiene más poder que el presidente o la Minustah. Su lema para Haití "create jobs" (crear empleos) se materializa en la creación de cuarenta zonas francas, que están siendo implementadas. Ni siquiera el terremoto sacudió el plan Clinton, que sigue siendo aplicado.

Centenares de ONGs extranjeras forman parte de este plan, cumpliendo funciones auxiliares no asumidas por el estado haitiano. De tiempo en tiempo, cuando otra tragedia se abate sobre el país, la media muestra la miseria como si fuera otro producto de la naturaleza, y no consecuencia de la explotación capitalista.

Una ideología neocolonial justifica todo eso. El mensaje que las TVs y los gobiernos dan sobre Haití es que es necesaria la ocupación militar y esos planes de ayuda porque los haitianos llevaron su país a un caos completo y no tienen condición de autogobernarse.

Eso es más que una mentira. Es simplemente la reproducción de la ideología colonial y esclavista. En aquellas épocas se embellecía la esclavitud diciendo que los negros no tenían condiciones de hacer otra cosa que no fuera someterse a los blancos.

Quieren borrar de la memoria histórica que, finales del siglo XVII e inicios del XIX, el pueblo haitiano protagonizó una de las más espectaculares revoluciones de todos los tiempos. La única revolución de esclavos de la historia y la primera revolución anticolonial de las Américas. Los haitianos derrotaron a todos los ejércitos dominantes de la época, incluyendo el español, el inglés y el francés de Napoleón.

Los nombres de Toussaint L'Ouverture y Dessalines (líderes de la revolución) están esparcidos por todas las plazas y monumentos del país. El pueblo negro haitiano, tan explotado y oprimido, tiene una historia de la cual se enorgullece hasta hoy. Las continuas ocupaciones militares extranjeras indican que el imperialismo teme que un día ella pueda ser retomada.



Las cicatrices del terremoto



El terremoto mató 250.000 personas, y dejó 1,6 millones de desamparados. Es un número gigantesco para cualquier país. Más aún para Haití, con 10 millones de habitantes. Es cómo si hubieran muerto 1,8 millones de personas en el gran San Pablo y cinco millones en todo el Brasil.

Esto sucedió porque no había ninguna protección para terremotos en la ciudad, y las casas fueron construidas con material de pésima calidad. Además la operación de rescate fue un fracaso monumental.

Los haitianos cuentan que los soldados no se dedicaban a salvar los haitianos enterrados sino a garantizar las bases militares, hoteles y los puntos claves de la ciudad. Una gran operación de la media transformó los poquísimos salvatajes en imágenes mundialmente conocidas, para justificar la importancia de la "ayuda internacional". Sólo 150 personas fueron rescatadas con vida de los destrozos, un fiasco monumental.

En realidad, la "operación de ayuda" encubrió la reocupación militar del país, ahora por parte de tropas de los EEUU. En 2004, el país fue ocupado por tropas de la ONU, que quedaron bajo dirección de las fuerzas armadas brasileñas. Luego después del terremoto, el gobierno de los EEUU reasumió su hegemonía militar, aunque mantuvo formalmente las tropas brasileñas en el mando.

La prioridad nunca fue ayudar al pueblo haitiano sino garantizar la ocupación militar y la explotación económica del país. Las fábricas textiles fueron las primeras a volver a funcionar en Haití, la semana siguiente al terremoto. Incluso con paredes rotas y amenazas de derrumbes. Negocios son negocios.

El terremoto dejó cicatrices profundas en el país. Las más evidentes están en los campamentos de Puerto Príncipe, que ocupan todas las plazas de la ciudad, ahora favelas permanentes. Allí vive en barracas de campaña, sin agua o cloacas, la mayoría de los habitantes de la capital del país.



El cólera fue traído por la Minustah



Está comprobado que fueron las tropas de la Minustah las que trajeron el cólera al país. El propio Ministerio de la Salud de Haití encomendó una investigación al especialista francés Renaud Piarroux sobre el origen de la epidemia. El informe confirmó que fueron los militares nepaleses de la misión de la ONU (de la base de Mirabelais, en el centro del país) los que llevaron la bacteria del cólera a Haití. Tuvieron una actitud típica de tropas de ocupación, para las cuales la vida de los pueblos ocupados no vale nada.

Soldados contaminados evacuaron sus heces en el río Artibonite que cruza todo el norte del país. Para un pueblo que no tiene red de agua el río es una fuente de vida. Allí se bebe, pesca, se toma baño, se lavan las ropas. La contaminación del Artibonite fue un crimen que los haitianos no olvidarán.

El cólera es una enfermedad típica de la miseria. Ella se transmite por la ingestión de agua o alimentos contaminados por las heces de los enfermos. Fue erradicada de los países europeos, a inicio del siglo XX. Sólo existe como epidemia en países y regiones sin redes cloacales. Haití, más aún tras el terremoto, es un “paraíso” para esa enfermedad. Millones de personas amontonadas en campamentos, sin agua ni cañerías. El resultado, hasta ahora: más de cien mil personas contaminadas y más de dos mil muertes.

Otra vez, no hubo ninguna respuesta real al cólera de parte del gobierno haitiano o de las tropas de ocupación. Stefano Zanini, coordinador de la ONG "Médicos sin fronteras", comentó: "Nosotros atendemos 60% de los casos. Otro 30% fueron atendidos por la cooperación cubana. Ahora, aquí va mi pregunta: ¿cómo es que sólo dos instituciones quedan responsables por atender 90% de esa epidemia? ".

La respuesta a esa pregunta es la misma en relación al terremoto. No hube ningún plan serio de combate al cólera porque la muerte de decenas de miles de haitianos no cambia nada para el plan Clinton. Siempre sobrarán otras decenas de miles dispuestos a trabajar por setenta dólares al mes. No es preciso preservar la fuerza de trabajo en Haití, como no era preciso con los esclavos. Se puede conseguir otros sin grandes gastos.

Las epidemias pueden expandirse rápidamente o de forma más lenta, en función de factores de la propia naturaleza. Están informando ahora que la epidemia en Haití comienza a perder fuerza. Si eso es verdad, no tiene nada que ver con la respuesta del gobierno haitiano o de las tropas de ocupación, que nunca existió.



Una chispa de revuelta



La Minustah no cumplió ningún papel en la salvación de vidas tras el terremoto. Tampoco ahora en la epidemia de cólera. No hay conocimiento de ninguna escuela, hospital o red de cloacas construida por las tropas de ocupación "humanitarias".

Esos hechos indiscutibles tienen una explicación. El papel de las tropas no es el de ayudar el pueblo. Esto es sólo una ideología difundida para esconder el papel real de la Minustah, que es el de asegurar la orden para garantizar el plan económico de las multinacionales. Por eso, reprimió la “revuelta del hambre”, en marzo de 2008; la huelga de los obreros textiles, en 2009, y las manifestaciones estudiantiles, el mismo año. También detuvieron personas hambrientas que invadían supermercados tras el terremoto en búsqueda de comida.

Una chispa de revuelta se esparció por el país cuando se supo que los soldados nepaleses trajeron el cólera a Haití. Fuertes manifestaciones en Le Cap (segunda ciudad de Haití) fueron otra vez reprimidas por las tropas, con dos muertos.

Dos días después, 18 de noviembre, en Puerto Príncipe, una movilización contra el cólera también fue reprimida. Los manifestantes enfrentaron a la policía y la hicieron retroceder. Vinieron los soldados de la Minustah, disolvieron el acto y persiguieron a los activistas. Ellos intentaron escapar entrando en una facultad, que también fue invadida por los soldados. Los manifestantes se abrigaron entonces en el campamento frente al palacio presidencial (uno de los mayores del país). Las tropas invadieron el campamento. Ocurrió entonces un hecho simbólico: una parte del campamento se rebeló y enfrentó los soldados de la Minustah. Los haitianos empuñaban ramas de árboles recogidas en las calles. En el culto vudú eso quiere decir que la lucha es hasta la muerte. Los soldados huyeron.

Ese hecho fue todo un símbolo: haitianos, sólo con ramas en sus manos, hacen retroceder a soldados armados hasta los dientes. Una chispa de la revolución de 1804 revivió en las calles de Puerto Príncipe. Los soldados no aparecieron más en las calles de la ciudad hasta el fin del día.

Las movilizaciones no tuvieron continuidad. Pero indicaron que existe un repudio generalizado al gobierno y a la Minustah. Haití puede explotar en cualquier momento.



El fraude electoral garantizado por la Minustah



La ocupación militar hace que las elecciones sean una farsa. El poder real no está en la presidencia de la república sino en los cuarteles y embajadas extranjeras. Para ser preciso, en las embajadas de los EEUU y la del Brasil. El presidente actual, René Préval, es sólo un títere, un muñeco que hace lo que le mandan.

Las elecciones cumplen el papel de buscar canalizar el enorme descontento de la población y sustituir a Préval por un gobierno menos desgastado. Hay diecinueve candidatos, pero ninguno de ellos se opone a la presencia de las tropas. La inscripción de los candidatos obedece la misma lógica de elecciones en una dictadura: sólo puede concursar quién se disponga a asumir los límites definidos por quienes tienen el poder.

Incluso aceptando la ocupación, Wycleff Jean (cantante de hip hop y uno de los más famosos artistas del país) vio rechazada su inscripción electoral. Préval temía que pudiera ganar las elecciones.

El gobierno conduce las elecciones con el objetivo de imponer su nombre preferido: Jude Celestin, actual director de una institución estatal de reconstrucción del país. Conocido como corrupto, Celestin es acusado de desviar 60 millones dólares donados por Francia.

El primer turno, realizado el 28 de noviembre, fue un fraude gigantesco. En primer lugar sólo votó 23% del electorado, indicando la enorme desconfianza de la población con las elecciones. Por los resultados oficiales, pasan al segundo turno Mirlande Manigat (esposa de un ex-presidente depuesto Leslie Manigat) y Jude Celestin. Las denuncias afirman que Michel Martely, otro cantante de hip hop, habría tenido más votos que el candidato del gobierno. Manifestaciones y barricadas tomaron inmediatamente Puerto Príncipe. Las tropas de la Minustah reprimieron a los defensores de Martely e impusieron el fraude electoral.

El segundo turno está marcado para 16 de enero. La lógica impuesta hasta ahora indica un nuevo fraude para imponer el candidato del gobierno. El país puede explotar nuevamente.

Pero si Manigat, candidata de la oposición, acaba siendo electa y toma posesión, nada cambiará en Haití. Como se trata de la elección de un títere, con el poder real en otra parte, el país continuará igual.

Basta recordar que el propio Préval también sufrió un fraude, en 2006, cuando ganó las elecciones. Como era el candidato de Aristides (ex-presidente depuesto por los EEUU), la embajada de este país y la Minustah dejaron correr un fraude para imponer un segundo turno e intentar derrotarlo. Una gigantesca movilización popular impidió el fraude.

Pero la elección de Préval, en un proceso limitado por la ocupación militar, mostró sus límites: el presidente electo pactó con la embajada de los EEUU y se transformó en otro símbolo de la ocupación. Manigat puede repetir la historia, si el gobierno no consigue imponer a Celestin por el fraude.



La verdad sale a la luz



La gigantesca campaña de los medios para justificar la ocupación de Haití ha convencido a la mayoría de los trabajadores y de la juventud del mundo de la necesidad de esa "acción humanitaria". Sin embargo, cuando surgen en los noticieros televisivos de todo el mundo movilizaciones de haitianos enfrentándose con las tropas, eso comienza a venirse abajo. Es lo que puede comenzar a ocurrir a partir de ahora.

La verdad sobre el papel de la Minustah quedó escondida hasta ahora. Las tropas no tuvieron ningún papel humanitario ni antes, ni durante ni después del terremoto. En la epidemia de cólera fue peor: tuvieron un papel determinante... para llevar el cólera a Haití. Ahora, el desfile de horrores quedó completo. Las tropas "humanitarias" imponen un fraude electoral y reprimen los haitianos que protestan contra eso.

Es hora de transformar la solidaridad a Haití en una gran campaña por el inmediato retiro de las tropas de la Minustah del país. Haití no necesita soldados extranjeros. Necesita médicos, enfermeras, auxiliares de salud y remedios.