lunes, 1 de noviembre de 2010

FESTIVAL CULTURAL 12 DE NOVIEMBRE A 15 ANOS DE SU FUNDACION



Festival 12 de noviembre,
A 15 años de la toma de tierra
En el marco de los 15 años de la toma de tierra en la colonia 12 de noviembre de Tuxtla Gutiérrez Chiapas, en 1995. esta colonia popular tiene su historia de lucha, exigiendo lotes para una vida digna, mejores condiciones de vida que todo ser humano debe tener acceso y resaltando una vez más que las colonias populares son un método más eficaz para preservar costumbres y sobre todo el medio ambiente.
Cosa contrario con los infonavit ya que estos destruyen toda forma de vida que se le atraviese en el camino erosionando la tierra y con construcciones deplorables para sus moradores ya que estas constructoras son las más beneficiadas.
Por este motivo te invitamos al 2do. Festival 12 de noviembre
Donde habrá
Box
Teatro
Trova
Jazz
Performance
Concluyendo con música tropical
Te esperamos en av. La cascada privada noche buena manzana 1 lote 1 colonia 12 de noviembre. Atrás de la normal superior, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Invita: colectivo radio proletaria

Impiden ingreso del Ejército



Las Margaritas, Chis; 29 de octubre.- Hombres y mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) impidieron el ingreso del Ejército a la zona donde se han reportado movimientos telúricos y ruidos bajo el subsuelo, por considerar que la presencia de los soldados violaban la armonía de las comunidades.


El incidente ocurrió en la comunidad San Arturo Las Flores, ubicado al nororiente de la cabecera municipal de Las Margaritas, donde hace varios días la población vive en constante zozobra por los ruidos en el subsuelo y leves movimientos telúricos.

Pese a la incertidumbre en que viven, las bases zapatistas detectaron la presencia de un grupo de militares que avanzaba hacia el poblado de Río Corozal, donde se ha registrado con mayor intensidad los ruidos y movimientos telúricos.

Fue entonces que hombres, mujeres y niños se apostaron en la entrada a San Arturo Las Flores, para decirle a los soldados que “mejor se retiraran” del lugar, porque por “acuerdo de las comunidades no se permite la presencia de soldados”.

Entre las razones, los indígenas tojolabales enumeraron que lejos de beneficiar a las comunidades donde está el Ejército, éstas viven en constante zozobra por el fomento de la prostitución, alcoholismo y drogadicción.

Por esto, los rebeldes zapatistas pidieron a los soldados que se retiraran del lugar y que ya no volvieran, pero los soldados argumentaban que lo “único que querían era “ayudar a la población de Río Corozal y otras”, donde se vive en constante incertidumbre.

“Por favor retírense”, dijo uno de los lugareños a los militares que por más que intentó convencer a los simpatizantes del EZLN, no lo logró.

Ya cuando se iban, los soldados amenazaron con “retornar” próximamente, porque lo único que hacían era “ayudar a los adultos mayores a de dejar la comunidad y llevarlos a un refugio seguro.

Desde hace varios habitantes de Río Corozal, San Arturo, El Carmen y Suárez, viven atemorizados por una serie de temblores en sus comunidades.

Así fue el intento golpista en Ecuador




Blanche Petrich
Enviada/I
Periódico La Jornada
Lunes 1º de noviembre de 2010, p. 25
Las nubes no terminaban de despejar la cumbre del volcán Pichincha, a cuyas faldas se extiende esta ciudad, cuando una paciente del Hospital de la Policía Militar se asomó a la ventana ese jueves. Eran las 6.45 a.m. del 30 de septiembre. Divisó sobre la Avenida Mariana de Jesús las antenas retransmisoras de las principales televisoras, entre ellas Teleamazonas y Ecuavisa. “¿Será que va a haber algún evento por acá?”, pensó sin imaginar que el nosocomio sería ese día teatro de una de las crisis políticas más dramáticas de Ecuador. Evidentemente los dueños de los medios electrónicos estaban sobre aviso.

7:15: en el programa televisivo Contacto directo, Galo Lara, líder opositor, hace un comentario críptico: “El presidente Rafael Correa le quitó sus juguetes a los hijos de los policías –en alusión a la ley de servidores públicos que se había aprobado la víspera y que suprimía condecoraciones y algunas prestaciones a las fuerzas del orden–; es por eso que tiene temor que lo linchen, es por eso que ya está haciendo las maletas para irse del país”.

8:00: en un salón de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) se dan cita académicos y funcionarios de alto nivel –entre ellos Francisco Jijón, secretario de Seguridad Interna y Externa, y los ministros de Seguridad Interna, Miguel Carvajal; Defensa, Javier Ponce, y del Interior Gustavo Jalkh– para debatir temas de estabilidad del Estado. A ninguno le han sonado las alarmas de lo que está a punto de ocurrir.

Se necesita una izquierda con los pies en la tierra

“En el mundo flacsionano –evalúa posteriormente el analista Alexis Ponce– se hacen mapas conceptuales y escenarios de crisis muy buenos. Pero a la hora de una confrontación de verdad, como la del 30-S, estos caballeros no saben qué hacer. Aquí se necesita que la izquierda tenga los pies en la tierra. En esta revolución ciudadana no podemos estar por encima de la lucha de clases.”

(Tres semanas después Correa reconocería en entrevista con este diario que su gobierno está “a ciegas y en ceros” en materia de seguridad y hace el primer relevo de gabinete después de la crisis, sustituyendo a Jijón por el vicealmirante Homero Arellano.)

8:15: suena el teléfono en casa de María Augusta Calles, asambleísta de Alianza PAIS. Una colega periodista –ella lo es– le avisa: “Cuidado ahora que salgas, porque hay una sublevación, ese es el rumor”. Enciende la televisión y algunos canales informan ya que militares tomaron el control del aeropuerto internacional Mariscal Sucre. Desde esa hora y hasta la tarde todos los vuelos de llegada y salida fueron suspendidos.

Hay amotinamiento en el Ministerio de la Defensa. No se sabe todavía, pero también está tomada la estratégica base aérea de Tacunga, de la Fuerza Aérea. La carretera que une a Quito con Sangolquí, sede del principal destacamento de caballería, está cerrada. Si fuera necesario enviar tanques a la ciudad no podrían pasar. Y en Guayaquil, ciudad principal, están cerrados todos los aeropuertos e incluso el puerto, paralizado por piquetes de marinos. En total fueron 24 regimientos de policía en todo el país sublevados.

“El pueblo quiteño se autoconvocó”

8:30: desde la cabina de Radio La Luna, de tendencia “antiderechosa”, su director, Ataúlfo Tobar, concluye después de los primeros datos: “Entendimos que se estaba viviendo una sublevación y que el presidente estaba bajo ataque. A partir de ese momento arrancamos una transmisión ininterrumpida de 11 horas a micrófono abierto. El pueblo quiteño se autoconvocó en defensa de la democracia”.

Se supo entonces en todo el mundo que ante el amotinamiento en el Regimiento I de la policía quiteña, el presidente Correa había decidido ir y negociar personalmente con ellos. Que había sido rodeado, golpeado y gaseado. Y que él los había desafiado, abriéndose la camisa: “¡Mátenme si quieren!”

¿Imprudencia? Algunos analistas así lo estiman. Un asesor en cuestiones de inteligencia opina lo contrario: “Si se hubiera quedado en el Palacio de Carondelet, con un simple bloqueo de las calles García Moreno y Guayaquil del casco histórico, el presidente hubiera quedado encerrado. Y hubiera caído en 45 minutos, no más”.

¿Por qué lo dice? “Como movimiento social protagonizamos tres sublevaciones que culminaron con la caída de tres presidentes sucesivamente. Algo hemos aprendido de los manuales del buen golpista. Al salir hacia la avenida Mariana para resolver personalmente lo que supuestamente era una protesta laboral de la policía, lo que Correa hizo, quizá sin estar consciente, fue salirse de una trampa mortal”.

9:00: refiere el abogado quichua Floresmilo Simbaña que a esa hora delegados de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador arrancaban un foro sobre educación pluricultural. Ante los hechos, el potente movimiento indio se declara en asamblea permanente. Queda expectante. CONAIE no se pronunciaría hasta las 4 de la tarde, rechazando la violencia pero condicionando su apoyo al presidente. No convoca a salir a las calles ni se deslinda de las declaraciones de Lourdes Tibán, asambleísta del Partido Pachakutik, quien aplaudió la asonada: “¡Bien, mil veces bien!”, dijo a las 9:30. “Correa nunca estuvo en peligro de caer... pero sí de morir”, admite Simbaña.
9:00: María Augusta avanza trabajosamente en su auto por las calles desquiciadas. Por la radio escucha que entre las 9:15 y 9:30, el presidente finalmente logra ser ingresado por la puerta de atrás del hospital después de un forcejeo que lo deja en malas condiciones físicas. Los videos hoy conocidos demuestran que incluso dentro del hospital había elementos que recibieron al mandatario con bombas de gas.

10:00: Fernando Garzón, asesor de la Defensoría del Pueblo, ha logrado acercarse a la puerta trasera del Hospital de la Policía. En una bitácora detallada que redactó después –y que facilitaría a este diario– relata la sucesión de hechos. Le informan que el presidente ya se encuentra, acosado por agentes hostiles, en la habitación 302.

10:15: María Augusta está a tres cuadras de la Asamblea cuando recibe una llamada: “No llegues. Hay orden de matarte”. En lugar de llegar a su oficina se encamina al palacio presidencial.

En el camino topa con bloqueos. Piquetes de encapuchados intentan evitar que la gente llegue a la Plaza Mayor, que sin embargo a esa hora ya está casi llena. Las oficinas y escuelas suspenden actividades. Finalmente la legisladora alcanza entrar al despacho del presidente en Carondelet. En el recibidor encuentra, crispados, a Miguel Carvajal, ministro de Seguridad, y al alcalde Augusto Barrera. Comentan que ya se está negociando con los militares, que las fuerzas armadas se van a pronunciar contra la asonada. “Ahí supe que el golpe había abortado.”

Los hilos de Lucio, el titiritero

En Brasilia, en tanto, el coronel Lucio Gutiérrez, ex presidente derrocado por la llamada “revolución forajida” en 2005, “predice” el fin del modelo de Correa. Hay un antecedente: el líder de la opositora Sociedad Patriótica –partido de corte autoritario-populista que aglutina sobre todo a familias de policías y militares– había participado una semana antes en Miami en una conferencia. El tema: El derrumbe de los modelos de socialismo del siglo XXI. Su anfitrión es el opositor cubano Carlos Montaner. Lo escuchan atentamente, entre otros, Roberto Isaías, banquero prófugo, y varios líderes de la derecha ecuatoriana.

10:15: es entrevistado su lugarteniente Fidel Araujo en el Regimiento I. “Vengo a apoyar a los policías que han sido ofendidos”, dice. Más que apoyar, parece coordinar el operativo. Usa chaleco antibalas. (Ocho días después sería detenido.)

10:20: Ese día no sesionaba el parlamento. La congresista María Paula Romo, de Alianza PAIS, estaba presente cuando se amotinó la guardia legislativa, respaldada por policías de otros destacamentos y por trabajadores de Petroecuador.

Relata cómo entraron al plenario blandiendo armas y palos, insultando a los correligionarios de Correa –“¡comunistas!”– impidiendo la entrada y salida de asambleístas del partido oficial (la oposición transitaba sin restricción). Desconectaron las cámaras de seguridad y gasearon el recinto.

11:40 Rueda de prensa del alto mando de las fuerzas armadas. El jefe del Comando, general Ernesto González, declara: “Estamos subordinados a la autoridad del presidente Correa”. Sin embargo no habrá movimien- to de tropas para resguardar al jefe de Estado hasta pasadas las siete de la noche. Para entonces el jefe del ejecutivo ya ha decretado el estado de emergencia nacional y, bajo este amparo, ordena la cadena nacional para los medios de comunicación.

13 horas. En cuanto entra al aire la cadena nacional, otro grupo de opositores se dirige hacia la emisora oficial, entra violentamente, rompe vidrios y llega hasta el estudio. La asambleísta del partido Social Cristiano Alejandra Cevallos exige al aire la renuncia de Correa. Otros líderes cercanos a Lucio dirigen el operativo.

13.30 Congresistas de oposición exigen aprobar una amnistía anticipada para que los sublevados “no sufran retaliación alguna, porque lo único que han hecho es interpretar el clamor del pueblo contra la tiranía”, según dice el opositor Gilmar Gutiérrez.

Ésa era la señal inequívoca que el Plan A había fallado. Faltaba el Plan B, el magnicidio. Queda para el expediente la grabación de la voz del agente Luis Martínez Viláñez ordenando por el transmisor de su radiopatrulla a los policías apostados fuera del hospital: “¡Mátenle, mátenle al presidente!” Y el cristal estrellado por un balazo en la ventana de la habitación 312, donde se resguarda Correa.

Sobre los juvenicidios

Ciudad Juárez, Chih. Como cada viernes, a las 4 de la tarde la plaza de San Lorenzo reunió a un puñado de juarenses que han logrado vencer el miedo y el terror. Poco después empezó la Caminata contra la muerte. Esta vez, la marcha era la primera actividad del Foro Internacional contra la Militarización y la Violencia, por una Cultura Diferente. La manifestación había transcurrido en forma pacífica, y cuando llegaba a las instalaciones del Instituto de Ciencias Biomédicas, la avenida se llenó de camionetas de la Policía Federal. Uniformados de la unidad 12428 dispararon contra los participantes y una bala hirió de gravedad al estudiante de sociología José Darío Álvarez dentro del campo de la Universidad. La principal exigencia de los marchistas era la retirada de los federales y los militares de Ciudad Juárez, por proteger a los escuadrones de la muerte.

Ante el perfil de una mortandad que cada año rompe récords en el Valle de Juárez, Víctor Quintana acuñó el término juvenicidios. Los juvenicidios se multiplican hoy por todo el país. Las dos últimas semanas de octubre fueron pródigas en ejecuciones sumarias grupales de ese tipo. El 23 de octubre, un grupo de encapuchados vestidos de negro y con armas de alto poder llegó en un convoy de siete vehículos a una fiesta en la colonia Horizontes del Sur, acribilló a balazos a 14 jóvenes y dejó heridos a 20. Entre los muertos había ocho mujeres, una embarazada. Dos niños de siete y 11 años resultaron heridos. Vecinos denunciaron que tres minutos después de la matanza una patrulla de federales pasó por el lugar sin prestar auxilio.

Dos días después, otro comando ingresó al centro de rehabilitación para adictos El Camino, en Tijuana, Baja California, y fusiló a 13 internos. Un par de días antes Tijuana había sido elevada por Felipe Calderón a “ejemplo” de su guerra contra la criminalidad. El 27 de octubre, encapuchados provistos con rifles de asalto AK-47 y AR-15 asesinaron a 15 jóvenes en un centro de lavado de autos en Tepic, Nayarit. De las víctimas, 11 trabajaban en el lugar como parte de su rehabilitación en el Centro Alcance Victoria AC. Esa noche, en el barrio de Tepito, Distrito Federal, tres sujetos acribillaron a seis jóvenes. Según el procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera, los homicidios se dieron en un área de “alta complejidad”.

Tras la última matanza grupal en Ciudad Juárez, Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua, responsabilizó a grupos de vengadores anónimos. A raíz de la aparición sin vida de una mujer que había confesado en un video ser cobradora de una banda de extorsionadores y fue “escarmentada”, De la Rosa escribió en un diario de circulación nacional que “personas civilizadas y honorables”, incluso algunos “funcionarios de gobierno”, le dijeron que “eso es lo que hay que hacerles a los delincuentes”. ¡Matarlos!

“A la basura social hay que tirarla al caño”, dice De la Rosa que le dijo uno de ellos, en tácita alusión al accionar de grupos ilegales, civiles y gubernamentales, que hacen justicia por propia mano. Por esa vía, el Estado abdica de su responsabilidad de impartir justicia e investigar delitos para llegar al nivel de la barbarie de los criminales que dice combatir, en un país, México, donde según el artículo 22 de la Carta Magna está prohibida la pena de muerte.
En septiembre pasado, el Senado solicitó al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), informes sobre la existencia de escuadrones de la muerte. Según el senador Ricardo Monreal, grupos de “paramilitares adiestrados” actúan al margen de la ley con complicidad, reconocimiento o tolerancia del Estado mexicano. Afirmó incluso que algunos gobernadores y empresarios tienen grupos de exterminio o de limpieza social, que seleccionan como grupos de elite para librarse de potenciales extorsionadores y secuestradores.

El Frente Nacional Contra la Represión denunció que durante 2010, de los 7 mil homicidios contabilizados en Ciudad Juárez, más de la mitad fueron de jóvenes pandilleros e infractores menores, por lo que, más que una guerra entre cárteles o pandillas (Calderón dixit), lo que rige es una “limpieza social”. La hipótesis del exterminio de jóvenes considerados “desechables” es avalada por Rosario Ibarra, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, quien citó una matanza de 17 personas en una quinta de Torreón, Coahuila, durante “una fiesta lésbico-gay” en julio. Otro caso reseñado por la veterana luchadora fue la exhumación de 51 personas de una fosa clandestina en el municipio de Juárez, Nuevo León, que reunían un rasgo particular: todos estaban tatuados, lo que respaldaría la teoría de la limpieza social.

En ese contexto, el 3 de octubre surgió en Morelia, Michoacán, un grupo autodenominado Pelotones Omega. En un volante de presentación firmado “en el nombre de Dios” por el “Comandante Miguel”, se advertía que comandos de ajusticiamiento, adiestrados, concientizados, adoctrinados y pagados por ciudadanos, empresarios y propietarios rurales michoacanos, ejercerán la “justicia divina” contra políticos, gobernadores, militares, jueces, comandantes policiales y empresarios cómplices de narcotraficantes y otros grupos criminales. Según la Biblia, la lacra, la escoria de la sociedad no merece el perdón de Dios y tampoco el de los Pelotones Omega, dijo en su escrito el “Comandante Miguel”.

Por pura coincidencia, tal vez, a mediados de octubre, la consultora texana Stratfor divulgó que empresas estadunidenses de contratistas de seguridad privada, integradas por milicias de mercenarios cuyos métodos quedaron evidenciados en Afganistán e Irak, al perder su negocio en esa región, están presionando a Barack Obama para que gestione ante Calderón la apertura del mercado mexicano. Se entiende por qué, en Juárez, pugnan por una cultura diferente.

En 2012, la Iglesia y Televisa buscarán erigirse en árbitros, advierte Muñoz Ledo



Roberto Garduño

Periódico La Jornada
Lunes 1º de noviembre de 2010, p. 9
Frente al proceso electoral de 2012, la Iglesia católica y Televisa pretenderán ubicarse en el centro del espectro político para fungir de árbitros en los comicios federales, afirma Porfirio Muñoz Ledo, actor y crítico del poder político, quien observa en su reciente libro, La vía radical para refundar la República, que a la gobernabilidad en México le urgen las reformas en el Congreso, el Estado y en los medios de comunicación, precedidas de la movilización social como único vehículo de cambio.

En entrevista, ubica la vía radical en política: “Estaba satanizada –aduce– pero no es otra cosa que ir a la raíz de las cosas; hacerlas a fondo. Era importante reivindicar esa palabra. Toda posición convencional nos lleva a la catástrofe; imagina con la política dónde va ahora el país. La Cámara de Diputados es un desperdicio de mayoría; le llamé mayoría de chisguete, sólo sirve para miaditos de reformitas y cochupitos”.

Recuerda su paso por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), organismo político que en su fundación se negó a considerarse de izquierda –consta en sus estatutos de 1989–, y “fue hasta 1999 cuando logré que se llamara partido de izquierda. Y ahora todas las tribus perredistas se llaman izquierda nueva, izquierda antigua, izquierda renovadora, todas se dicen izquierdas. He logrado, perdóname, desacralizar, desatanizar la palabra izquierda en México”.

–¿Usted es partidario del régimen parlamentario?

–En la reforma del Estado se trataba, por iniciativa del senador Manlio Fabio Beltrones, de cambiar la forma de gobierno. Esto porque va a ganar quien tenga una mayoría en la Cámara que le permita gobernar, una mayoría monocolor; la única forma es que el gobierno sea investido por el Congreso.

–El equilibrio entre mayoría social y la mayoría política…

–Es imposible que salga de aquí un gobierno que cambie el rumbo del país, las estructuras, que modifique las instituciones que están naufragando cuando se depende del repunte de la economía de Estados Unidos; quiere decir que estamos condenados a crecer 3 por ciento. ¿A qué estamos jugando, si Perú y Panamá ya crecen a 9 por ciento? Hay una crisis nacional profunda. Por este camino no va salir el mundo, ¡no es cierto! Y nadie quiere cambiar el modelo económico.

–¿El servilismo en política interior y exterior?

–El problema fue cómo los tecnócratas convencieron a Miguel de la Madrid, y antes a José López Portillo; se los comieron. De la Madrid era muy dubitativo y tenía ciertas vetas pusilánimes de carácter. Y nos impuso al que lo indujo a la práctica neoliberal, a (Carlos) Salinas, y lo hizo a la mala, aunque se haya retractado de esa decisión.

–¿Se ha envilecido la política? –se le insiste.

–Nunca ha sido muy pura en México, pero sí hay una degradación grave de la política, y mira, el fracaso más grande en este país, aparte de la debilidad de De la Madrid y de la frivolidad de López Portillo, fue Vicente Fox, quien conjuntó frivolidad, entreguismo y pasión por los negocios. Generó descrédito y a la alternancia, a la pluralidad las convirtió en desorden, no hizo las reformas del Estado a que se comprometió conmigo.

“Y (Felipe) Calderón es fruto de todo eso, es la ilegitimidad. Llega Calderón porque Fox le tomó verdadera vesania a Andrés Manuel López Obrador. El pleito lo comenzó Fox, le vino el temor porque estaba metido en negocios turbios y por eso empezó a decir que iba a parar a López Obrador.

Porfirio Muñoz Ledo, durante la entrevistaFoto Carlos Ramos Mamahua
“Una vez me dijo: ‘¿y tu amigo López Obrador?’, y le contesté: ‘qué tienes contra él, es mejor que tengas buena relación con el jefe de Gobierno de la ciudad’, y me respondió: ‘no es que es esto y es lo otro’, y le comenté que ya le habían metido una jiribilla que le iba a costar mucho al país.

“No sabía él qué evidencias había contra el jefe de Gobierno. Y todavía me invita a cenar para decirme que necesita operadores políticos, y me suelta: ‘yo quiero desaforar a este cabrón’, ya comenzó a usar palabras más fuertes, y le dije: ‘¿qué te pasa, cómo lo vas a desaforar tú? Y dijo: ‘sí, mira, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial ya están de acuerdo. Uno lo va a acusar, ya tenemos arreglados a los del PRI y luego ya hablamos con el Judicial’. Y le respondí que iba a destrozar el sistema democrático del país. Le señalé: ‘te equivocaste’. Y así Fox generó la ilegitimidad, habiendo tenido la más alta legitimidad desde Madero.”

–¿El servilismo encuadra en la idiosincrasia del mexicano?

–Somos valientes, pero a veces no nos atrevemos; somos contestatarios, nos quejamos, pero no acabamos de ser buenos ciudadanos. Obviamente hay que crear ciudadanía, tenemos bajo nivel (…) porque sólo se participa en elecciones; la crítica política es baja y 80 por ciento está sometida a la radio y a la televisión. No hay pelea. Ha sido castrada por el autoritarismo. El presidencialismo castró a los mexicanos.

–Y el sistema político se enfila a seguir reproduciéndolo...

–Se necesita sacar al Ejército de las calles o en 2012 se dudará de la validez de las elecciones. Eso impediría que ese año se dé una salida y sí influirá en lo que sería una posibilidad de confrontación nacional que no sabemos qué proporciones pueda tener.

–¿Una mínima paz pública?

–De aquí a las elecciones no están excluidos incidentes; Luis Donaldo Colosio se murió en una campaña, sobre todo estando el narco en la calle y el Ejército también. Necesitamos garantías para llegar, pero sobre todo una gran movilización social; a eso lo llamo la vía radical, porque no pienso que una revolución armada sea posible y deseable en México, porque las armas las tienen los narcos y el Ejército.

–¿La administración actual pretende borrar de un plumazo las ideologías?, ¿prescindir de la izquierda o la derecha?

–Quieren reivindicar el centro. En México es un espacio de operación política, es la maniobra. Es un centro operacional que es abusivo. Esto se está viendo en las alianzas. El verdadero centro ético no existe en México y lo quiere recuperar la Iglesia. Y te adelanto que, bajo otra modalidad, Televisa se va a presentar como el centro. Tal como lo hizo con su Iniciativa México y con Javier Aguirre anunciándose en el Ángel; este tipo de propaganda hueca, patriotera, vacía, infantil del ‘vamos a salir adelante’, con ello va a buscar, con la Iglesia católica y empresarios importantes, ser el centro para arbitrar y agarrar más poder.