viernes, 10 de diciembre de 2010

Evitar un nuevo Copenhague, exige Evo Morales


Georgina Saldierna y Fabiola Martínez
Enviadas

Periódico La JornadaViernes 10 de diciembre de 2010, p. 45

Cancun, QR, 9 de diciembre. Frente al pleno de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, cuya edición 16 se desarrolla en esta ciudad, el presidente de Bolivia, Evo Morales, pidió hacer de esta reunión un “cancunazo” por la vida y no un “cancunague”, en alusión a la cumbre de Copenhague, luego de proponer que se forme un tribunal para hacer cumplir el Protocolo de Kyoto.

Frente a las versiones en torno a que países como Japón pretenden liquidar ese mecanismo, pidió no mandar el protocolo al basurero, pues si se hace, “seremos responsables de ecocidio y econocidio y por tanto de genocidio, porque estamos atentando contra la humanidad.

“El planeta está herido, sentimos sus convulsiones. Como presidentes, como jefes de gobierno, como organismos internacionales, tenemos una enorme responsabilidad con la vida y la humanidad. Como gobiernos asumamos la responsabilidad, hagamos historia dando esperanza a los pueblos del mundo”, agregó, para enseguida advertir que si no lo hacen serán los propios pueblos los que actúen.

“Una manera de dar esperanza es enfriar el planeta, bajar la temperatura”, resalto el mandatario, quien demandó a los presentes ponerse a la altura de millones de familias, que son víctimas del calentamiento global. Puso como ejemplo a ciudadanos que no tienen agua ni alimento por el cambio climático o que deben migrar por la misma causa.

Refirió el presidente de Bolivia que son millones las personas que han sido víctimas del deterioro ambiental. Él mismo, dijo haber sido víctima de los desastres naturales.

Entre la veintena de presidentes y primeros ministros que llegaron a la COP 16, se plantó en la tribuna para defender los acuerdos de la Cumbre de Cochabamba relativos a los derechos de la tierra, y advirtió que el planeta sí puede vivir sin el ser humano, pero éste no lo puede hacer sin ella.

De esta manera, pidió a los presentes entender que la naturaleza es nuestro hogar; la tierra es nuestra vida y por tanto tenemos la obligación de defender sus derechos, como el de regenerar su biocapacidad. “Si no lo hacemos todos, seremos responsables de genocidio”, insistió.

Luego del incidente registrado la víspera, en el que la delegación de su país decidió retirarse momentáneamente de las negociaciones informales que se realizan en la conferencia demandando que se inicien ya los encuentros formales, Evo Morales lamentó las expresiones del escritor Mario Vargas Llosa en las que se refería a él de forma peyorativa.

“No entiendo que un literato, un escritor, un novelista, pueda tener esas expresiones. Seguramente la gente se preguntará qué clase de personas reciben los premios Nobel”, cuestionó.

Por lo que hace a las revelaciones de Wikileaks sobre su persona y otros líderes sudamericanos, mencionó que ese tipo de reportes quieren generar desconfianza. Pero a estas alturas no lo van a lograr, subrayo, tras manifestar respeto por sus homólogos. Por lo demas, resaltó la inexactitud de los reportes de la diplomacia estadunidense, pues decían que el mandatario tenía un tumor en la nariz, cuando no era así. Seguramente quieren preocupar, resaltó Morales.

Pánico en Michoacán por ataques de sicarios




Eduardo Ferrer y Ernesto Martínez
Corresponsales, y La Jornada Michoacán
Periódico La JornadaViernes 10 de diciembre de 2010, p. 2
Morelia, Mich. 9 de diciembre. Más de 12 horas de zozobra vivió este jueves esta capital, cuando policías federales y estatales se enfrentaron a sicarios de la agrupación delictiva La Familia Michoacana. Además de los tiroteos que ocurrieron en distintos puntos de la localidad –incluida la Ciudad Universitaria–, se perpetraron robos de automóviles particulares y vehículos de transporte público, que fueron incendiados para bloquear los principales accesos a la ciudad.
Los hechos comenzaron poco antes de las nueve y media de la mañana y se prolongaron durante el día. Hacia las cinco de la tarde, las autoridades reportaron que debido a los enfrentamientos hubo tres agentes de la Policía Federal (PF) y un ciudadano heridos, 16 vehículos con daño total, entre taxis, automóviles particulares, autobuses de pasajeros, tráileres y camionetas de carga.
A las siete de la noche se reanudaron los ataques en otros puntos de la ciudad y hubo nuevos bloqueos en las salidas a Pátzcuaro, Salamanca y Quiroga. En estas últimas ciudades fueron incendiados ocho automóviles particulares y un camión de redilas.
Aproximadamente a las nueve de la noche, los delincuentes atacaron con granadas de fragmentación y ráfagas de metralleta dos gasolineras, las cuales se incendiaron. Cerca de las 22 horas quemaron otros dos automóviles. Así, el total de vehículos incendiados a lo largo de la jornada fue de 26.
El pánico se apoderó la población y hubo quienes optaron por no salir de sus casas. La Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo y algunas escuelas primarias y secundarias suspendieron clases; en el Tecnológico de Morelia, ubicado en la salida a Salamanca, se impidió que los alumnos abandonaran el plantel y les dieron permiso de irse después de mediodía, cuando amainaron en forma momentánea los enfrentamientos.
A las cuatro de la tarde, calles y avenidas de Morelia estaban semivacías, sin el movimiento cotidiano.
Ante el nivel de violencia e inseguridad alcanzado este día, la Central Camionera suspendió actividades y más tarde la delegación estatal de Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) ordenó, hasta nuevo aviso, la cancelación de todas las corridas de entrada y salida.
Los hechos violentos que enturbiaron el ambiente de este destino turístico empezaron pasadas las nueve de la mañana. De acuerdo con la versión oficial, fueron continuación de los enfrentamientos que ocurrieron la víspera en Apatzingán –municipio ubicado a casi 200 kilómetros de Morelia–, cuando la PF incursionó en un operativo de búsqueda de líderes de La Familia Michoacana, en los cuales murieron un bebé de 8 meses y una adolescente de 17 años.
Los primeros enfrentamientos de este jueves se dieron en la carretera que conduce a Salamanca, cuando un grupo de individuos armados con rifles AK-47 despojaron de sus vehículos a cinco automovilistas y al conductor de un tráiler.
Uno de los afectados narró a este diario que él fue bajado de su camioneta a punta de metralla: “no sé si era cuerno de chivo, pero vi un rifle enorme”.
Después de intimidar a la población con ráfagas de metralla, los delincuentes se dieron a la fuga antes de que llegaran los agentes federales y estatales.
Casi en forma simultánea, en la salida a Pátzcuaro, frente al hotel Monarca –uno de los tramos viales más transitados de la zona urbana–, los sicarios bloquearon la arteria utilizando el mismo método: la quema de vehículos, camiones y tráileres. En este caso, fueron ocho las unidades siniestradas.
En este lugar, un hombre de 73 años de edad, identificado como Pedro González Díaz, recibió un balazo en una pierna al intentar oponerse al despojo de su camioneta pick up blanca. Herido, el hombre fue sacado a jalones de su vehículo, que de inmediato fue incendiado para bloquear la desviación hacia el balneario de Cointzio, lugar de recreo para los morelianos.
Además se reportó que cerca del lugar una mujer fue alcanzada por una bala perdida y falleció cuando la trasladaban al hospital.
Ahí mismo, los delincuentes quemaron un camión de pasajeros y atravesaron otros en la vía de acceso a la ciudad. Para entonces, como ocurrió el pasado 5 de noviembre, Morelia quedó prácticamente sitiada en el fuego cruzado entre delincuentes y corporaciones policiacas.
A las diez y media de la mañana, en las inmediaciones de Ciudad Universitaria un grupo armado detuvo dos automóviles particulares (ambos de la marca Nissan) que circulaban por la avenida Francisco J. Múgica para incendiarlos y bloquear la circulación. Igual suerte corrió un taxista local, que fue despojado de su automóvil Chevy, que también fue quemado.
Hubo escenas de pánico: los pobladores –estudiantes y transeúntes– corrieron para alejarse del lugar; taquerías, torterías y fondas bajaron sus cortinas y hubo ciudadanos que, atemorizados por la posibilidad ser alcanzados por las balas de policías y sicarios que ahí se enfrentaron, abandonaron sus vehículos para esconderse.
En estos hechos, ninguna autoridad reportó heridos. Minutos después surgió la versión de que una estudiante de la Facultad de Arquitectura había sido secuestrada; por la tarde se informó que el hecho ocurrió dos días antes.
A las 11 de la mañana, los narcobloqueos siguieron en la salida a Mil Cumbres, con un camión de pasajeros en llamas. De nuevo hubo tiroteos, incertidumbre y personas corriendo por las calles. Escenas similares se repitieron en la salida a Quiroga.
Después hubo un par de horas en relativa calma, hasta que cerca de las 15 horas, en la salida a Pátzcuaro, se dio otro enfrentamiento que involucró a los policías federales que vigilaban el retiro de las unidades siniestradas por la mañana. Ahí tres agentes resultaron heridos de bala. Minutos después, se realizó otro bloqueo en Morelos Sur y periférico Paseo de la República (la principal arteria de la ciudad).
Poco antes de las nueve de la noche, individuos que viajaban en una camioneta color beige abrieron fuego contra una gasolinera ubicada casi enfrente del Albergue Tutelar de Menores, y sobre Paseo de la República desde dos camionetas en movimiento rafaguearon la gasolinera de la colonia Manantiales.
Cerca de las diez de la noche fueron incendiados frente a las instalaciones de la Universidad Nicolaíta dos automóviles.
Autoridades estatales comentaron que ésta ha sido la jornada más violenta de que se tenga memoria en la capital de Michoacán.