miércoles, 30 de marzo de 2011

Reseñas literarias por Carlos Jonathan Flores Mancilla.L.G.P.A

DIOSERO

Francisco Rojas Gonzáles, investigador social, etnólogo, ensayista, cuentista y argumentista de cine. Nació en Guadalajara, Jalisco, el 10 de marzo de 1904. Murió en la misma ciudad el 11 de diciembre de 1951, sus investigaciones en varios pueblos indígenas, le permitieron desarrollar los temas de sus libros como: chirrin y la celda dieciocho (1944), Lola casanova (1947), cuentos de ayer y de hoy (1946) y el diosero (1952) entre otros.

Este último libro en formato de bolsillo de 131 páginas, reúne 13 cuentos, donde narra las vivencias de personajes indígenas, de sus largos días de investigación en regiones indígenas.

Su lenguaje es cotidiano, picaresco y explicito, Rojas muestra la manera de vivir, costumbres, comida, ropa de la gente de origen étnico.

Al adentrarse en la lectura de este fabuloso libro, imaginas todo lo que va aconteciendo, en un punto de vista personal, las mujeres partícipes en los cuentos podrían ser de tez morena, pertenecientes a una comunidad cuyo status social indica que “el hombre al trabajo rudo y la mujer a la casa”, en algunas ocasiones, los hombres sin embargo poseen ese cargo de protectores de la familia, ese guerrero, ese hechicero que con fuerza e inteligencia, protege a su clan.

Mientras tanto en un ámbito general, todos están bajo la tutela de un anciano, un elemento superior a ese hechicero de hogar, una parte importantísima, sin él, las decisiones que se tomaren, seria un arma letal para su futuro.

Con imaginación puedes observar el entorno, donde surge el día a día de estas almas, terminarás manchado de lodo, ese es el lodo donde un extranjero ayuda al diosero, ante una posible inundación en medio de una torrencial lluvia; que parece una pesadilla, en la cual miles de dioses intentaban luchar contra esa feroz tormenta, uno tras otro luchaban como guerreros empedernidos, donde su magia y su poder eran en vano.

Sentirás la fatiga como si la garganta se te cerrará con una tona donde el trabajo duro es el ejercicio por una mujer embarazada, que carga mas en su alma que en su mecapal.


Mientras un joven moldea sus deseos de matrimonio, donde la jovenzuela se juega la felicidad en una negociación entre los padres de “los novios”.

Es tan claro como esta gente sufre, como es el matrimonio en “las vacas de quivi quinta”, un pueblo donde el dinero es escaso, la comida con un precio tan alto y un jefe de familia son que darles de comer a la esposa y un bebé, esta historia, termina inesperadamente en forma trágica.

Dos ventanas del alma, una sola abierta, una pequeña víctima de burlas, el hazme reír del todo el pueblo, una madre angustiada por el malestar de su pequeño y un milagro que lo puede cambiar todo, así es el cuento de un joven tuerto, que encontrará la salvación de sus burlas en una forma cruel, ¿irónico?.

Ambición, deseo, contrabando, son algunas de las cosas que suceden con u minero, que llega al pueblo, tras una linda cabrita, donde el dueño de ésta, no concuerda con la negociación y todo termina en un fallido convenio.

Una muerte inesperada, terminando con diez responsos, en un funeral lleno de sorpresas, y una viuda con hambre, al mismo tiempo que el cura la regaña por no sentir el dolor de su finado esposo.

Este libro lleno de aventuras, dolor, deseo, nostalgia, respeto. Hacen del “Diosero” una obra digna de ser leída, sin duda ayuda a la comprensión de cómo las personas llegan ser tan aferradas a sus costumbres y hábitos de vivir.

Carlos Jonathan Flores Mancilla.
L.G.P.A

Francisco Rojas Gonzáles, investigador social, etnólogo, ensayista, cuentista y argumentista de cine. Nació en Guadalajara, Jalisco, el 10 de marzo de 1904. Murió en la misma ciudad el 11 de diciembre de 1951, sus investigaciones en varios pueblos indígenas, le permitieron desarrollar los temas de sus libros como: chirrin y la celda dieciocho (1944), Lola casanova (1947), cuentos de ayer y de hoy (1946) y el diosero (1952) entre otros.

Este último libro en formato de bolsillo de 131 páginas, reúne 13 cuentos, donde narra las vivencias de personajes indígenas, de sus largos días de investigación en regiones indígenas.

Su lenguaje es cotidiano, picaresco y explicito, Rojas muestra la manera de vivir, costumbres, comida, ropa de la gente de origen étnico.

Al adentrarse en la lectura de este fabuloso libro, imaginas todo lo que va aconteciendo, en un punto de vista personal, las mujeres partícipes en los cuentos podrían ser de tez morena, pertenecientes a una comunidad cuyo status social indica que “el hombre al trabajo rudo y la mujer a la casa”, en algunas ocasiones, los hombres sin embargo poseen ese cargo de protectores de la familia, ese guerrero, ese hechicero que con fuerza e inteligencia, protege a su clan.

Mientras tanto en un ámbito general, todos están bajo la tutela de un anciano, un elemento superior a ese hechicero de hogar, una parte importantísima, sin él, las decisiones que se tomaren, seria un arma letal para su futuro.

Con imaginación puedes observar el entorno, donde surge el día a día de estas almas, terminarás manchado de lodo, ese es el lodo donde un extranjero ayuda al diosero, ante una posible inundación en medio de una torrencial lluvia; que parece una pesadilla, en la cual miles de dioses intentaban luchar contra esa feroz tormenta, uno tras otro luchaban como guerreros empedernidos, donde su magia y su poder eran en vano.

Sentirás la fatiga como si la garganta se te cerrará con una tona donde el trabajo duro es el ejercicio por una mujer embarazada, que carga mas en su alma que en su mecapal.


Mientras un joven moldea sus deseos de matrimonio, donde la jovenzuela se juega la felicidad en una negociación entre los padres de “los novios”.

Es tan claro como esta gente sufre, como es el matrimonio en “las vacas de quivi quinta”, un pueblo donde el dinero es escaso, la comida con un precio tan alto y un jefe de familia son que darles de comer a la esposa y un bebé, esta historia, termina inesperadamente en forma trágica.

Dos ventanas del alma, una sola abierta, una pequeña víctima de burlas, el hazme reír del todo el pueblo, una madre angustiada por el malestar de su pequeño y un milagro que lo puede cambiar todo, así es el cuento de un joven tuerto, que encontrará la salvación de sus burlas en una forma cruel, ¿irónico?.

Ambición, deseo, contrabando, son algunas de las cosas que suceden con u minero, que llega al pueblo, tras una linda cabrita, donde el dueño de ésta, no concuerda con la negociación y todo termina en un fallido convenio.

Una muerte inesperada, terminando con diez responsos, en un funeral lleno de sorpresas, y una viuda con hambre, al mismo tiempo que el cura la regaña por no sentir el dolor de su finado esposo.

Este libro lleno de aventuras, dolor, deseo, nostalgia, respeto. Hacen del “Diosero” una obra digna de ser leída, sin duda ayuda a la comprensión de cómo las personas llegan ser tan aferradas a sus costumbres y hábitos de vivir.

Carlos Jonathan Flores Mancilla.
L.G.P.A

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